On Heat – Denise Ferreira da Silva (2018)
Serpent Rain – Arjuna Neuman, Denise Ferreira da Silva (2016)
El calentamiento en la atmósfera es narrado desde la confirmación de la existencia de una nueva era geológica -el Antropoceno- que delimita un nuevo tiempo conformado por lo humano. Un tiempo donde la acción humana deforma. El tiempo humano como tiempo único, tiempo Universal que adquiere relevancia como una capa más de la Tierra. Se trata del mismo gesto que coloca la historia y la vida como un despliegue progresivo que encuentra su punto álgido en la condición humana. Y desde ahí, desde la filosofía moderna occidental del Hombre en el centro, el tiempo Universal humano ocupa el mundo y se convierte en la base para clasificar todo lo que existe y sucede. Organiza los cuerpos, los sistemas, las crisis y también la respuesta a ellas.
Pensar en el calor como elemento tiene que ver con la composición, recomposición y descomposición de la materia en sus procesos.
La recomposición del refugio.
El cambio de fase no es lineal como ocurre en la progresión del tiempo Universal humano, sino que describe lo que pasa desde la transformación material.
El refugio es la primera intervención humana como tecnología arquitectónica y mediación – podría considerarse el inicio del Antropoceno mientras que su final es el de quedarnos sin refugio. – Repensar la idea de tecnología o de tiempo es repensar la idea de refugio.
Denise Ferreira da Silva entiende el calentamiento de la atmósfera como transformación material, implica pensarla desde el intercambio de energía dentro de un sistema. Describe que (a) la temperatura es la medida del calor. (b) que el calor es la transferencia interna de energía cinética, (c) que la energía total en un sistema, como el cosmos, se mantiene constante, (d) que el gasto de una determinada forma de energía consiste básicamente en su transformación en otra forma de energía. La acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera corresponden a la extracción extensiva e intensiva de materia de la Tierra, en forma de combustibles fósiles, nutrientes del suelo para el cultivo o el ganado, o la fuerza de trabajo que sostiene el capital.
Es por tanto equivalente a la expropiación de la energía interna cinética del territorio y de la explotación de la vida en movimiento para los modos de producción. El mismo calor en el aire que está provocando un clima cada vez más extraño es la expresión material de la expropiación racializada y capitalista de tierras y vienes, personas y mano de obra durante los últimos cuatro siglos. Pensando a través del calor como sistema, Denise ilustra cómo la energía de esclavos africanos o tierras indígenas existe ahora todavía como un cambio en la temperatura global de 2ºC, que derrite el tiempo Universal humano.
Los gradientes de temperatura y humedad son los elementos primarios mesurables, los signos que revelan el desorden de lo elemental, la desarticulación de los escenarios donde la vida es posible.
¿Cómo repensamos el cambio climático desde su transformación material?
¿Qué narrativas de cambio pueden desplazar la concepción del tiempo Universal humano y liberar su adherencia sobre nuestra imaginación?
¿Es posible una descomposición-recomposición de los elementos en cambio de fase?
Atender a la energía encerrada en los sistemas y posibilitar una reconfiguración como respuesta a la crisis – también desde el entendimiento de otros ciclos inscritos de la materia-tiempo descentrada de lo Universal humano.
Definir el refugio como intervención que cambia su materialidad en lo atmosférico funcionando como cuerpo continuo la envoltura en su continuidad y escalaridad requiere de ampliar las dimensiones de las definiciones establecidas.
Abre al mismo tiempo, oportunidades de reconfiguración radicales de lo vivo a través de una mirada atenta y nueva hacia el paisaje urbano.
Derretirse es atender a lo inmaterial como materia prima.